22 de noviembre de 2007

MONASTIR/BITOLA - Segunda parte


La llegada de los Eslavos


Los eslavos aparecieron por primera vez en los Balcanes a fines del siglo IV, acechando y atacando a los asentamientos romanizados al sur del Danubio, desde su base temporaria en Hungría. Se habían trasladado al sur desde su asentamiento previo, en el área entre los pantanos de Pripet y los Montes Cárpatos - en lo que es ahora Polonia y Ucrania - durante los siglos III y IV. El ímpetu que los llevó a expandirse en todas direcciones desde esta base no está totalmente explicado. Es posible que las mismas fuerzas que impulsaban a los eslavos, afectaran a los pueblos asiáticos que llegaron a Europa desde el este durante el período de la Grandes Migraciones de los pueblos, que acompañó y contribuyó a la caída del Imperio Romano.





Los eslavos fueron uno de los muchos pueblos que devastaron el mundo romano, pero uno de los pocos cuya identidad cultural se mantuvo intacta. Los Godos, los Avaros, los Lombardos, los Hunos, los Francos fueron absorbidos por las poblaciones romanizadas que ellos dominaron. Lo mismo pasó en cierta medida a los eslavos que invadieron Grecia en el siglo VI, pero en los Balcanes, tres grupos diferentes de eslavos pueden ser identificados ya en el siglo X. Los antepasados de los actuales Serbios, Croatas y Eslovenos.

En los siglos VI y VII, la región de Monastir experimentó un importante cambio demográfico, cuando más y más tribus de eslavos se asentaron en el área. Ellos construyeron además una fortaleza de defensa alrededor del asentamiento.


Sin embargo, durante el siglo VII, fieras tribus Búlgaras (un pueblo nómada y belicoso procedente según se cree de Asia Central y emparentada con los Hunos) cruzaron el Danubio y establecieron el Primer Imperio Búlgaro que se expandió hasta Macedonia.





El Imperio Búlgaro llegó a su cenit bajo el Tzar Simeon (893-927) quien fue el primer monarca búlgaro en adoptar el título de Tzar (derivado del título romano caesar = "césar"). Sus exitosas campañas contra los bizantinos, magiares y serbios llevaron a Bulgaria a su máxima extensión territorial, convirtiéndola en el estado más poderoso de Europa Oriental en esos años. Su reino fue además un período de la prosperidad cultural y de iluminación incomparables.




Tzar Simeon de Bulgaria


Entre los años 997 a 1014, Monastir estaba bajo reino del Tzar Samuil de Bulgaria, que construyó un castillo en la ciudad, usado más adelante por su sucesor, el Tzar Gavril Radomir. La ciudad es mencionada en varias fuentes medievales. El historiador bizantino del fines del siglo XI, Juan Skylitzes menciona en sus crónicas que el emperador Basilio II quemó el castillo de Gavril en Monastir, cuando pasó devastando Pelagonia.



Reconstrucción antropológica de la cara del Tzar Samuil de Bulgaria


En 1015, el Tzar Gavril Radomir fue asesinado por su primo Ivan Vladislav, que se declaró Tzar y reconstruyó la fortaleza de la ciudad. Para celebrar la ocasión, se grabó en el castillo una inscripción de piedra escrita en el alfabeto cirílico en donde se menciona el nombre eslavo de la ciudad: Bitol.




Inscripción de piedra del Tsar Ivan Vladislav en Monastir

Luego de varias batallas con el Tzar Ivan Vladislav, el emperador bizantino Basilio II recapturó Monastir en 1015. La ciudad es mencionada como centro episcopal en 1019, en un expediente de Basilio II. Dos sublevaciones importantes contra el Imperio Bizantino ocurrieron en el área de Monastir en 1040 y 1072.



El emperador bizantino Basilio II


Después de que el estado búlgaro fue restaurado a fines del siglo XI, Monastir fue incorporada bajo el reino del Tzar Kaloyan de Bulgaria. Fue conquistado otra vez por el Imperio Bizantino a fines del siglo XIII, pero se convirtió en parte de Serbia en la primera mitad del siglo XIV, después de las conquistas del gran líder serbio Stefan Dušan.



Sello personal del Tzar Kalojan


Como centro militar, político y cultural, Monastir desempeñó un papel muy importante en la vida de la sociedad medieval de la región antes de la conquista otomana en la mitad del siglo XIV. En la víspera de la conquista por el Imperio Otomano, Monastir experimentó un gran auge, teniendo lazos comerciales bien establecidos por toda la península balcánica, especialmente con los grandes centros económicos como Constantinopla, Salónica, Ragusa y Tarnovo. Caravanas de mercancías diversas llegaban y salían de Monastir.





1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola, felicitaciones Eduardo por el estudio.